Resumen condensado del LIBRO PROGRESO Y MISERIA de HENRY GEORGE, CUARTA EDICIÓN ABREVIADA, usada en el curso "COMPRENDER LA ECONOMÍA." |
El mal manejo del dinero y del crédito, las barreras artificiales de las tarifas protectoras, y otras causas semejantes pueden influir en la gravedad de las crisis económicas. Sin embargo, la causa principal que origina las recesiones y las depresiones se encuentra en el avance especulativo del valor de la tierra. El avance especulativo del valor de la tierra extiende el margen de producción más allá de su necesario límite natural, obligando a que el trabajo y el capital acepten una recompensa menor, o, a que disminuyan o detengan la producción, pues, existe un punto de recompensa mínima debajo del cual ni el trabajo ni el capital puede existir. Esta detención de la producción puede ser en términos absolutos, pero también puede ser que la producción simplemente no logra aumentarse en proporción al crecimiento de la población, porque los nuevos incrementos de trabajo y capital no pueden hallar empleo por una recompensa sostenible. El período de depresión que así resulta continuará hasta que: 1) el alza especulativa de la renta se haya detenido; 2) el aumento de la eficacia del trabajo permita, debido a un aumento de población y/o a nuevos avances tecnológicos, que la línea de la renta natural alcance la línea de la renta especulativa; o 3) el trabajo y el capital vuelvan a la producción resignados a aceptar una recompensa menor. Lo más probable es que estas tres causas operan simultáneamente para establecer un nuevo punto de equilibrio. De todos los criterios, se considera que la depresión es la reacción a la especulación. Una opinión dice que la especulación ha provocado la crisis, por causar una sobreproducción. Señala los almacenes llenos de mercancías que no pueden ser vendidas a precios rentables y los obreros desempleados. Propone que la producción ha excedido a la demanda del consumo. La otra opinión dice que la especulación ha provocado la crisis por causar un exceso de consumo, y señala los mismos hechos para demostrar que la gente ha gastado más allá de sus medios y ahora se ve obligada a consumir menos riqueza, por los préstamos imprudentes, etc. Aunque cada una de estas teorías expresa un lado de una verdad general, ambas teorías son igualmente absurdas. Cuando el deseo de consumir coexiste con la capacidad y el deseo de producir más, claramente, el trastorno consiste en que la producción y el consumo no pueden encontrarse para satisfacerse mutuamente. Evidentemente, esta incapacidad, es el resultado de la especulación. Pero, no de la especulación en cosas que son productos del trabajo. La especulación en estas cosas provoca un incremento de la oferta de los productos del mismo género que vuelve a equilibrar oferta y demanda. Entonces, la causa de las crisis económicas tiene que ser la especulación en cosas: 1) no producidas por el trabajo pero necesarias para que el trabajo produzca riqueza, 2) cuya oferta no aumenta de acuerdo a una mayor demanda, y 3) que son de cantidad fija. Es decir, la causa de las crisis económicas ha de ser la especulación en tierra. Que la especulación en tierra es la verdadera causa de las crisis económicas, es evidente en la historia económica de todos los países que han progresado. Todo comercio es un cambio de mercancías por mercancías. Por esto, la detención de demanda por algunas mercancías, que señala una crisis de comercio, es en realidad la detención de la oferta de otras mercancías. Demuestra que se ha reducido la oferta de mercancías de otros productores, quienes ya no tienen tanto producto para cambiar. Es decir, la disminución de la demanda efectiva de los consumidores es el resultado de la disminución de la producción. Esto lo ven bien claro los vendedores minoristas de una ciudad industrial cuando las fábricas se cierran. El paro de producción es la causa que quita a los trabajadores despedidos su medio de hacer las compras que desean. Esto obliga a los minoristas a que reduzcan sus gastos despidiendo algunos de sus trabajadores, también. Ahora, lo que en primer lugar originó la crisis fue que en algún sitio, tal vez al otro lado del mundo, una disminución de producción redujo la demanda efectiva del consumo. Que demanda queda reducida sin que el deseo humano quede satisfecho demuestra que en algún lado se ha detenido la producción. Las ocupaciones primarias y fundamentales, que crean la demanda por todas las demás, son las que cultivan y extraen riqueza directamente de la naturaleza. Por esto, si seguimos este entorpecimiento de producción y freno al poder adquisitivo, de un cambio a otro, y de una ocupación a otra, finalmente hemos de encontrarlo en algún obstáculo a la aplicación del trabajo a la tierra. Este obstáculo es claramente el aumento especulativo de la renta, o valor, de la tierra. Este obstáculo a la producción empieza en la base de la red productora y se propaga de un punto de cambio a otro, convirtiendo falta de oferta en falta de demanda hasta que en todas partes se presenta el espectáculo de la industria paralizada mientras los trabajadores deseosos de trabajar quedan desempleados. La demanda por el trabajo siempre ha de existir mientras los hombres deseen cosas que sólo el trabajo puede proporcionar. Decimos que “no hay trabajo,” pero claramente no falta la demanda por los productos del trabajo mientras la escasez continúa. El verdadero trastorno tiene que ser que en algún lugar hay un obstáculo que no permite que el trabajo produzca las cosas que ellos y otros trabajadores desean. Tomemos el caso de uno de la gran masa de desempleados en una isla alejada. Él puede sostener a su familia; pero en medio de la civilización, él no puede hacerlo. ¿Por qué? El trabajo tiene que tener acceso a la tierra para producir riqueza. Si los trabajadores no pueden satisfacer sus deseos, quedando forzosamente desempleados o subempleados aun estando muy dispuestos a trabajar, ¿no podemos deducir con certeza que no puede ser por otra causa, sino porque al trabajo se le ha negado acceso a la tierra? Los zapateros, sastres, y periodistas siguieron a los mineros y a los campesinos. Es el desarrollo del campo lo que hace crecer la ciudad. Cuando trabajadores de todas las ocupaciones no pueden encontrar oportunidades para aplicar su trabajo, la dificultad es que, a las ocupaciones que trabajan directamente con la tierra, se le han negado acceso a la tierra. Tomemos el ejemplo de Managua. Si estos trabajadores pudiesen aplicar su trabajo a las mejores tierras ociosas de la ciudad y del campo, no sólo estarían empleándose a sí mismos, también estarían creando la demanda efectiva que emplearía todos los otros productores. Ahora, ¿por qué todo este trabajo desempleado y subempleado en Nicaragua no puede emplearse en la mejor tierra de Nicaragua? Sencillamente, es porque la tierra ha sido monopolizada y es retenida a precios especulativos. La profundización de la constante crisis económica en Nicaragua y la causa de la corriente depresión en Nicaragua fue resultado del mismo progreso y fundamentalmente la especulación en tierra. Las depresiones industriales suelen manifestarse repentinamente, como un ataque cardiaco. La razón por esto es que para agilizar cambios entre productores muy separados en tiempo y espacio, grandes existencias de mercancías deben ser mantenidas almacenadas y en tránsito. Generalmente, estos adelantos los hacen las industrias secundarias más avanzadas a las más fundamentales y primarias. La flexibilidad del crédito absorbe la creciente incapacidad de los productores de producir riqueza para respaldar el crédito prestado. Pero cuando el crédito llega a su límite, el vínculo comercial se rompe abruptamente desatando la rápida cadena de quiebra. Una pirámide compuesta de varias capas. La organización industrial-comercial es análoga a este ejemplo de la pirámide. Cada forma de industria se desarrolla por medio de la división del trabajo, naciendo de las capas inferiores más básicas y amplias. En último término, toda la estructura económica descansa sobre la tierra. Imaginemos que el conjunto de la pirámide está constantemente creciendo, representando la economía en progreso. Ahora, por causa de la especulación en tierra, la capa más inferior sobre la tierra deja de crecer. ¿Qué pasará con las capas superiores? Expandirán aun más rápidamente, ya que el trabajo y el capital, negados acceso al primer nivel de la pirámide, buscarán empleo y crédito de cambio en los niveles superiores. Mientras el crecimiento de la capa inferior sigue detenido y las capas superiores siguen extendiéndose con la elasticidad de crédito, la estructura superior empieza a fragmentarse.
La razón por la cual, a pesar del aumento del poder productivo, los salarios tienden constantemente a un mínimo que sólo permite una mera existencia para la mayoría, es que, con el aumento del poder productivo, la renta tiende a crecer aún más, produciendo de este modo una constante tendencia a la baja de los salarios. Los trabajadores no pueden disfrutar de los beneficios del progreso porque la mayor parte del fruto queda confiscado por los dueños de la tierra. Cuando la tierra es reducida a propiedad privada, todas las ventajas del progreso se canalizan a los dueños de la tierra, y los salarios no se aumentan. Los trabajadores, entonces, no tienen más participación en el progreso que los esclavos caribeños tenían participación en el aumento del precio del azúcar. Despojado de todos los beneficios del avance del poder productivo, el trabajador queda expuesto a ciertos efectos socioeconómicos del progreso que le reduce a la degradada condición del esclavo. Aunque una tribu primitiva no produzca mucha riqueza, cada miembro es capaz de mantenerse independientemente. Comparemos este salvaje con el trabajador del rango más bajo de la sociedad civilizada. El trabajador moderno apenas es un eslabón de una cadena enorme de productores y consumidores. El poder de aplicar su trabajo para satisfacer sus necesidades pasa fuera de su control. Él pierde una cualidad esencial de su humanidad: el poder de modificar y controlar sus propias condiciones de vida. Pues, los trabajadores de la civilización, condenados a la miseria en medio de la abundancia, sufren las mismas privaciones del salvaje, pero sin su sentido de libertad personal. Nuestra sencilla teoría explica la coexistencia del progreso con la miseria; de los salarios bajos entre la alta productividad; de la humillante degradación al lado el más elevado conocimiento; de la esclavitud económica junta con la libertad política. Explica por qué el progreso que aumenta el poder productivo del trabajo y del capital no aumenta su recompensa. Explica por qué la escasez aumenta con la abundancia, y por qué la riqueza tiende a concentrarse más y más en pocas manos. Explica por qué grandes grupos de productores quedan parados. Explica el percibido impacto negativo al trabajador de la tecnología Observando el mundo, vemos que nuestra explicación concuerda con todos los hechos pasados y actuales. Comparemos las naciones más diferentes del mundo de hoy. Veremos que no es la abundancia del capital ni la productividad del trabajo lo que hace los salarios altos o bajos, sino el grado en que los propietarios de la tierra pueden exigir, en renta, tributos sobre la producción del trabajo. En nuevas colonias, en las que la tierra es barata, las desigualdades sociales son muy ligeras. Pero cuando el valor de la tierra aumenta, la pobreza avanza y aparecen los mendigos. Comparando comunidades de otra manera similares, la disparidad de situación entre los dos extremos de la escala social siempre se puede medir por el valor de la tierra. En un San Francisco, un Buenos Aires, o un Bogotá, la gente sin vivienda, el crimen, la drogadicción, la enfermedad mental, sobrepasan por mucho lo que sufren proporcionalmente los habitantes de ciudades menos desarrollados. Si comparamos un mismo país en diferentes épocas, la misma relación es evidente. La renta de las tierras agrícolas e industriales en los países avanzados se ha multiplicado muchísimas veces en los últimos 200 años, pero los salarios de los trabajadores, calculados como una proporción de la producción total, han disminuido. En el siglo dieciséis en que las tierras comunales fueron encerradas. La rápida monopolización de la tierra subió la renta más allá de su nivel sostenible. Como resultado, la robusta clase del pequeño agricultor de Inglaterra quedaba reducida a una población desterrada de peones, indigentes, vagabundos y delincuentes. Que la renta de hecho sí reduce los salarios es evidente para toda persona que quiera verlo en la práctica. Por ejemplo, la causa que subió, tan súbita e intensamente, los salarios en California en 1849 fue el descubrimiento de los filones de oro en tierra no apropiada. Si aquellas minas hubieran estado en tierra apropiada o hubieran sido inmediatamente monopolizadas, lo que habría crecido a saltos, habría sido el valor de la tierra, no los salarios. Luego, las oportunidades naturales llegaron a ser monopolizadas, y por eso, los trabajadores tuvieron que ceder, en renta, una alta proporción de su producción. “Supongamos que, en el gran Lago de Nicaragua, surgiese una gran isla sin dueño en la cual el trabajo ordinario, en cantidad ilimitada, pudiese ganar el triple del salario actual. Mientras quedase esta isla como una gran tierra comunal y de libre acceso, ¿cuál sería el efecto sobre los salarios en Nicaragua?” Subirían. “¿Cuál sería el efecto sobre las rentas de las demás tierras de Nicaragua?” El gran aumento de salarios tendría que ser a costa de la renta. “He aquí una aldea; dentro de diez años será una gran ciudad. ¿Quién beneficiará?” Nos responderá, “El valor de la tierra subirá. Vayan a obtener una parcela en la aldea y guárdensela como su propiedad privada y serán ricos.” Como que la tierra es necesaria para aplicar el trabajo a la producción de riqueza, dominar la tierra que el trabajo necesita es igual a dominar todos los frutos del mismo, excepto lo suficiente para que el trabajo pueda existir. Esta sencilla verdad, en su aplicación a los problemas sociales y políticos, queda oculta a las grandes multitudes, en parte por su misma sencillez, y en parte por las falsedades diseminadas y hábitos erróneos del pensamiento que nos llevan a buscar en todas direcciones menos en la correcta, la explicación de los males que oprimen y amenazan al mundo civilizado. A la luz de la verdad que hemos descubierto, todos los hechos y los más diversos fenómenos sociales finalmente se agrupan en una relación ordenada y comprensible, fruto de un solo gran principio. La gran causa de la desigualdad en la distribución de la riqueza, es la desigualdad de la propiedad de la tierra. La propiedad de la tierra es el gran hecho fundamental que, en definitiva, determina la condición social, política y, por consiguiente, intelectual y moral de un pueblo. El progreso material no puede independizarnos de nuestra dependencia a la tierra; sólo puede aumentar nuestro poder de producir riqueza con ella; y por esto, cuando la tierra está monopolizada, el progreso puede avanzar hasta el infinito sin elevar los salarios ni mejorar la condición de los que dependen mayormente de su trabajo para ganarse la vida. Regrese a CEIHG Menú page / Curso CE
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