Centro Educativo Internacional Henry George
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Resumen condensado del LIBRO PROGRESO Y MISERIA de HENRY GEORGE, CUARTA EDICIÓN ABREVIADA, usada en el curso "COMPRENDER LA ECONOMÍA."


 

Introducción y Libro I - Salario y Capital
 Libro II - Población y Subsistencia
Libro III - Las Leyes de la Distribución
Libro IV - Efecto del Progreso Material sobre la Distribución de la Riqueza
Libro V - El Problema Resuelto

Libro II - Población y Subsistencia
Capítulo 1: La Teoría de Población Según Malthus
Capítulo 2: La Teoría Malthusiana y los Hechos
Capítulo 3: La Teoría Malthusiana y las Analogías
Capítulo 4: La Teoría Malthusiana Refutada

Libro VI - El Remedio
Libro VII - La Justicia del Remedio
Libro VIII - La Aplicación del Remedio
Libro IX - Los Efectos del Remedio
Libro X - La Ley del Progreso Humano


  1. Luego, consideramos la segunda teoría que nos impide ver la verdadera causa de la pobreza en medio del progreso: la teoría Malthusiana. Esta dice que la miseria es resultado de un exceso de población. Vemos que esta teoría también es falsa ya que una mayor población significa mayor productividad por persona, y en condiciones de otra manera iguales, el país con mayor población siempre es el más rico.
    Argumento completo del libro P&M y el Curso CE

 

Capítulo 1: La Teoría de Población Según Malthus

La corriente doctrina sobre el origen de los salarios que acabamos de revelar como falsa, recibe su mayor apoyo de otra doctrina de igual error y aceptación general: la “Teoría Malthusiana,” que la población humana tiende a aumentarse más aprisa que la naturaleza puede proporcionar su subsistencia.

Malthus propuso que la natural tendencia de la población es duplicarse cada veinticinco años, aumentando así en progresión geométrica, y que el sustento humano que proporciona la Tierra “en las circunstancias más favorables a la producción humana, no se podría aumentar más aprisa que en progresión aritmética.

La conclusión de Malthus es que esta tendencia de la población de crecer indefinidamente se ha de refrenar, o bien, por la restricción moral del poder reproductor, o bien, por las diversas causas que aumentan la mortalidad, es decir, el vicio y la miseria.

La esencia de la teoría malthusiana consiste en la suposición generalmente aceptada de que “existe una tendencia natural y un esfuerzo constante en la población de aumentar sus números más allá de su capacidad de producir su subsistencia.” Así, pues, ha de existir el grado de privación y penuria que mantenga la población dentro de los límites de las subsistencias.

Hoy día es generalmente reconocida como una verdad evidente, y obliga reconocimiento aun de aquellos que no quieren creerla. Se apoya en analogías de los reinos animal y vegetal contra los límites que le refrenan. Parece ser confirmado por hechos aparentes, como el predominio de la pobreza, el vicio, y la miseria entre las poblaciones densas.

La teoría malthusiana armoniza con la doctrina de que los salarios proceden del capital, y con la “Ley de la Renta” de Ricardo que las necesidades de una creciente población constantemente extienden la agricultura a tierras de menos productividad natural. En este conjunto, los bajos salarios y el aumento de la renta de la tierra parecen demostraciones distintas del efecto del aumento de la población

Para los trabajadores industriales y los campesinos que emigran a los barrios marginales de las ciudades atestadas, la causa de los bajos salarios y de la falta de empleo les parece ser, sin duda, la competencia debida a la presión del número.

Pero, la gran causa del triunfo de la teoría de Malthus es que da justificación, tranquilidad y apoyo a las clases que manejan el poder económico. El propósito de Malthus fue justificar la desigualdad existente y transferir la responsabilidad por ella de las instituciones humanas a las leyes de Dios.

La teoría malthusiana desanima las demandas por reformas y escuda el egoísmo al interponer la idea de que la pobreza es inevitable. Pues, según esta teoría, la pobreza, la escasez y el hambre en medio de la abundancia son los inevitables resultados de leyes naturales. Según la teoría de Malthus, parece que nada puede realmente hacer el esfuerzo individual o colectivo para extirpar la pobreza, salvo exhortar a las masas sobre lo que ahora se llama la “planificación familiar.”

Sus proponentes inventan y adaptan nuevas teorías como “el Darwinismo Social” para afirmar que la pobreza engendrada por el progreso realmente es el estímulo social necesario para el mismo progreso.

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Capítulo 2: La Teoría Malthusiana y los Hechos

A pesar de la casi universal aceptación de la teoría malthusiana, no existe ninguna justificación, ni en experiencia ni por analogía, para indicar que haya una tendencia de que la población aumenta más aprisa que las subsistencias. No es lógico inferir que la tendencia de reproducir continuaría con la misma fuerza donde una mayor densidad de población y una más equitativa distribución de la riqueza fueran suficientes para levantar la comunidad más allá de la mera lucha por la supervivencia. Para probar que una superpoblación causara la pobreza existente, habría que demostrar que no existiesen otras posibles causas.

Malthus empieza su argumento con la suposición de que la población aumenta geométricamente, mientras las subsistencias aumentan solo aritméticamente, una suposición tan inválida como observar que la cola de un cachorro se dobla de largo mientras su peso sube tantas libras, y afirmar que las colas de los perros crecen geométricamente mientras que su peso aumenta solo aritméticamente.

El cuerpo mayor del libro de Malthus demuestra que los efectos que él atribuye a la superpoblación realmente se derivan de la ignorancia y la codicia, o del mal gobierno, leyes injustas, o guerras destructoras.

Si una creciente superpoblación y sus efectos negativos son naturales e inevitables, ¿por qué el mundo todavía está tan poco poblado comparado a su capacidad de sostener la vida humana? Aun contando los nuevos millones en nuestros tiempos, la Tierra en su totalidad parece todavía muy capaz en cuanto a su capacidad natural de sostener la vida humana.

¿Por qué no encontramos ninguna exhortación a las prudentes restricciones de reproducción de Malthus entre los credos y códigos de cualquier otra civilización extensa que ha llegado a tener una población densa?

¿Cómo es posible que tan a menudo la línea de una familia se extingue, aun en las familias que no conocen la escasez?

Los ejemplos comúnmente citados como casos de superpoblación no resisten una investigación razonable. Entre los ejemplos de la India e Irlanda, al fin del siglo 19, grandes cantidades de personas murieron de hambre mientras poblaciones enteras de pobres se redujeron a la máxima miseria o fueron forzadas a emigrar.

En la India, el problema surgía de la organización social en ese país, la cual robaba la industria de su recompensa. Es claro que la tiranía y la inseguridad producían la escasez y la hambruna en la India, no la presión de un exceso de población. Esta rapiña sin misericordia hubiera producido la escasez y la hambruna aunque la población fuera de sólo una persona por mil hectáreas. “Se acumularon enormes fortunas en Calcuta mientras millones fueron reducidos a la miseria más extrema.”

Una enorme cantidad de riqueza fue canalizada a Inglaterra cada año sin ningún beneficio para la población de la India. Una clase de propietarios hereditarios extraía todo posible de los agricultores. Los impuestos británicos eran tan altos que los agricultores cayeron irremisiblemente en deuda a la clase prestamista. Un autor inglés observó que “las hambrunas que están devastando la India son realmente hambrunas financieras. La gente no puede obtener comida porque no puede ahorrar suficiente dinero para comprarla. De hecho, hasta en los distritos de mayor hambruna, mucha de la comida fue exportada para pagar los impuestos.

En todo caso, el vicio y la miseria generalmente atribuidos a la superpoblación pueden ser vinculados a la guerra, la tiranía, y la opresión, causas que niegan el uso apropiado del conocimiento tanto como la seguridad esencial para la producción.

Lo que era cierto de la India, era cierto para China también. Por tan densamente poblada que fuera China en ciertos sectores, la pobreza extrema de las clases inferiores nunca era debida a la superpoblación, sino por causas que prohibían que el trabajo chino recibía su plena recompensa.

Irlanda del siglo XIX, proporciona el gran ejemplo del supuesto superpoblación. Pero Irlanda nunca tuvo una población que no pudiese haberse mantenido en amplia comodidad utilizando los poderes naturales de la tierra y el nivel de tecnología existente.

En el período de su mayor población, Irlanda tenía solamente unos ocho millones de habitantes. Pero gran parte de ellos apenas subsistían. Cuando vino la peste de las papas, murieron a millares. La causa era la misma despiadada rapacidad que robaba al indio del fruto de su trabajo y dejaba morir de hambre al chino. El trabajador irlandés era igualmente despojado por una horda igualmente despiadada de terratenientes quienes se habían repartido el suelo entre ellos como propiedad absoluta.

Casi ningún campesino se atrevía hacer mejoramientos porque eso hubiera provocado otro aumento de la renta. Así que, el trabajo era ineficaz, sin economía, y aplicado sin un perspectivo al desarrollo. Cuando su población era la más alta, Irlanda era un país exportador de alimentos. Incluso, durante el hambre, se acarreaba grano, carne y mantequilla para la exportación por caminos plagados de famélicos y junto a zanjas en que se apilaban los muertos.

Si esos alimentos se hubieran dejado a quienes los habían producido; si se hubiera permitido a los cultivadores del suelo retener y usar el capital que su trabajo producía, habría existido bastante subsistencias para mantener, en abundante bienestar, la mayor población que Irlanda hubiese tenido.

Lo cierto de estos tres casos veremos cierto en todos los casos. Nunca ha existido un caso en que la presión de población contra subsistencia ha sido la verdadera causa de la pobreza.

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Capítulo 3: La Teoría Malthusiana y las Analogías

La fuerza reproductora en los reinos animal y vegetal siempre es citada por los proponentes de la teoría de Malthus como prueba de que la población humana también tiende al límite de su subsistencia. Por ejemplo, señalan que la procreación de una sola par de salmones protegida de sus enemigos naturales durante unos pocos años podría llenar el océano.

Pero, ¿es válida esta comparación? La fuerza procreadora de los animales y vegetales demuestra el poder de las subsistencias para aumentar más aprisa que la población humana.

Los seres humanos, podemos cambiar las condiciones que normalmente limitan aquellas especies que nos dan nuestro sustento. Por ejemplo, si matamos gavilanes, habrá más pájaros.

El aumento de la población humana aumenta las existencias de su comida. Cuantos más gavilanes que haya, menos pollos habrá, mientras cuantos más hombres que haya, más pollos habrá.

La subsistencia humana sólo tiene su límite en el límite de todo el globo. Más allá de un cierto punto, dice el argumento, la tierra rinde menos y menos a pesar de la aplicación de más y más trabajo y capital. Aunque parece verdad en un contexto relativo, no lo es en términos globales. Hablando en términos absolutos, nadie puede disminuir ni agotar los poderes de la naturaleza. Agua tomada del océano eventualmente regresará al océano. La materia que extraemos o agregamos a una tierra, puede reducir su capacidad productiva temporalmente, pero con tiempo, aquella materia regresará a aquella u otra tierra, de una u otra manera, en una u otra forma.

Que la raza humana puede aumentar sus números más allá del espacio físico disponible – esta sombra de posibilidad hace que la teoría de Malthus parezca lógica y evidente. Pero, también surge de una analogía falsa. Que la vida animal y vegetal tiende a presionar contra el límite de espacio no prueba que lo mismo es cierto para el hombre.

Los seres humanos son los únicos animales cuyos deseos se aumentan a medida que se satisfacen. Una vez que la demanda por cantidad queda satisfecha, buscamos la calidad. Luego, al desarrollar nuestra naturaleza más noble, nos surge un deseo de querer hacer nuestro mundo mejor. Esta gran diferencia entre el hombre y el animal revela la falacia de la analogía que fundamenta la teoría de Malthus. El animal sólo puede multiplicarse; pero el hombre se desenvolverá irresistiblemente a una existencia de formas más altas y poderes más vastos.

Aparte de los frenos positivos y preventivos afirmados por Malthus, un tercer freno al crecimiento de población entra en juego: la influencia del desarrollo de la vida intelectual y espiritual, y los mejores niveles de vida.

Estas observaciones indican la verdadera ley de la población: que la tendencia de una población de aumentarse, en vez de ser siempre uniforme, será más fuerte donde una mayor población proporciona mayor comodidad, y donde la supervivencia de la comunidad esté amenazada por una alta mortalidad producida por condiciones adversas; luego, la tendencia de aumentar se debilitará así que sea posible un desarrollo individual más elevado y la supervivencia de la colectividad quede asegurada.

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Capítulo 4: La Teoría Malthusiana Refutada

La cuestión de que si el aumento de población tiende forzosamente a reducir los salarios y a causar la miseria es simplemente la cuestión de que si una creciente población tiende a reducir la cantidad de riqueza que una determinada cantidad de trabajo puede producir. En las palabras de la economista malthusianista John Stuart Mill:

 En un mismo grado de civilización, un mayor número de gente no puede ser colectivamente tan bien abastecido como un número menor. La mezquindad de la naturaleza, no la injusticia de la sociedad, es la causa del castigo inherente a la superpoblación. Las nuevas bocas que vienen con el aumento de la población requieren igual comida que las antiguas, y las manos que traen consigo no producen tanto.

 Pero, los hechos niegan todas estas aserciones, y afirman que es cierto todo lo contrario; prueban que en cualquier determinado estado de civilización, un mayor número de personas puede ser en conjunto mejor abastecido que un número menor; que la injusticia de la sociedad, no la avaricia de la naturaleza, es la causa de la escasez y la miseria que la teoría malthusiana atribuye a la superpoblación.

La pregunta fundamental relevante a esta proposición no es: “¿En cuál estado de cantidad y densidad de población se producen las más subsistencias?” Más bien, la pregunta relevante es: “¿En cuál estado de cantidad y densidad de población se manifiesta el mayor poder de producir riqueza de todos los tipos deseados?”

El poder de una población de producir las necesidades de la vida no se mide solamente por las necesidades actualmente producidas, sino por el esfuerzo total de todas las formas de producción.

Con mayor población, ¿se disminuye la cantidad de riqueza que se puede producir, relativa a la cantidad de población?

¿No es cierto que, mientras la población de los países avanzados va aumentándose, su riqueza sigue multiplicándose muchas veces más? ¿No es cierto que, comparando comunidades con culturas semejantes y en un semejante estado de desarrollo, las que tienen las poblaciones más densas siempre son las más ricas?

El mejor ejemplo para apoyar la teoría malthusiana. es California a los fines del siglo XIX. Con el descubrimiento de oro en 1849, los salarios y el interés eran los más altos en todo el mundo.

Pero, unas pocas décadas más tarde, la tierra virgen erosionó bajo la demanda de una creciente población. La minería se hizo más y más pobre. Los trabajadores laboraban por toda una semana para ganar lo que antes recibían por un solo día de trabajo, y dinero iba prestado por intereses anuales que antes fue cobrado al mes.

¿Bajaron los salarios porque la reducida productividad de la naturaleza rendía menos riqueza? Al contrario. Hubo un avance en la productividad en California que hizo el producto mucho mayor porque el incremento del poder productivo humano compensó ampliamente por el declive del poder de los factores naturales.

La riqueza de lujo aumentó mucho más que bajaron los salarios. Si una mayor proporción de la población recibía una menor proporción de la riqueza, era por una sola razón: porque la distribución de la riqueza se había vuelto menos equitativa.

Los países más ricos no son aquellos donde la naturaleza es más abundante, sino son aquellos donde el trabajo es más eficiente. En estos países, aunque una proporción mucho menor de la población está dedicada al trabajo productivo, existe un sobrante de riqueza mucho mayor.

Aun con toda la comunidad dedicada a la producción, el consumo de la riqueza en tal país “nuevo” es mucho menor que el de un país “viejo” y desarrollado.

Sin embargo, se podría argumentar que la mayor riqueza de los países “viejos” no se debe a un mayor poder productivo, sino que es resultado de una acumulación de la riqueza obtenida sobre un período de tiempo.

La verdad es que la riqueza solamente puede acumularse en menor grado; una comunidad vive mayormente de la producción diaria. Si cesara el trabajo en cualquier comunidad, empezaría a desaparecer la riqueza casi tan rápidamente como se corta un chorro de agua.

La riqueza de generaciones anteriores no puede proporcionar más para el consumo actual que las comidas del año pasado pueden aportar a un hombre para su fuerza de hoy.

Si comparamos diversas colectividades entre sí, es evidente que las más progresivas se distinguen por su aumento de población, su aumento de consumo, y su acumulación de riqueza, en conjunto y per cápita.

El aumento de población aumenta grandemente el poder productivo del factor humano. Veinte hombres trabajando juntos donde la naturaleza es pobre, pueden producir mucho más que veinte veces la riqueza que un solo hombre puede producir donde la naturaleza es abundante. Por lo tanto, la verdad es todo lo contrario de la doctrina malthusiana. En cualquier estado de civilización, una población mayor puede satisfacer sus deseos materiales más completamente que puede hacerlo una población menor.

Las parálisis y las depresiones industriales que acosan la civilización de hoy, no surgen de una falta de la capacidad de producir suficiente riqueza. Evidentemente surgen de desajustes de instituciones humanas.

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