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Luego, consideramos
la segunda teoría que nos impide ver la
verdadera causa de la pobreza en medio del progreso: la teoría
Malthusiana. Esta dice que la miseria es resultado de
un exceso de
población.
Vemos que esta teoría también es falsa ya que una mayor población
significa mayor productividad por persona, y en condiciones de otra manera
iguales,
el país con
mayor población siempre es el más rico.
Argumento completo del libro P&M y el
Curso CE
Capítulo 1: La Teoría de
Población Según Malthus
La corriente doctrina sobre el
origen de los salarios que acabamos de revelar como falsa, recibe su mayor
apoyo de otra doctrina de igual error y aceptación general: la “Teoría
Malthusiana,” que la población humana tiende a aumentarse más aprisa que
la naturaleza puede proporcionar su subsistencia.
Malthus propuso que la natural
tendencia de la población es duplicarse cada veinticinco años, aumentando
así en progresión geométrica, y que el sustento humano que proporciona la
Tierra “en las circunstancias más favorables a la producción humana, no se
podría aumentar más aprisa que en progresión aritmética.
La conclusión de Malthus es que
esta tendencia de la población de crecer indefinidamente se ha de refrenar,
o bien, por la restricción moral del poder reproductor, o bien, por las
diversas causas que aumentan la mortalidad, es decir, el vicio y la miseria.
La esencia de la teoría
malthusiana consiste en la suposición generalmente aceptada de que “existe
una tendencia natural y un esfuerzo constante en la población de aumentar
sus números más allá de su capacidad de producir su subsistencia.” Así,
pues, ha de existir el grado de privación y penuria que mantenga la
población dentro de los límites de las subsistencias.
Hoy día es generalmente reconocida
como una verdad evidente, y obliga reconocimiento aun de aquellos que no
quieren creerla. Se apoya en analogías de los reinos animal y vegetal contra
los límites que le refrenan. Parece ser confirmado por hechos aparentes,
como el predominio de la pobreza, el vicio, y la miseria entre las
poblaciones densas.
La teoría malthusiana armoniza con
la doctrina de que los salarios proceden del capital, y con la “Ley
de la Renta” de Ricardo que las necesidades de una creciente población
constantemente extienden la agricultura a tierras de menos productividad
natural. En este conjunto, los bajos salarios y el aumento de la renta de la
tierra parecen demostraciones distintas del efecto del aumento de la
población
Para los trabajadores industriales
y los campesinos que emigran a los barrios marginales de las ciudades
atestadas, la causa de los bajos salarios y de la falta de empleo les parece
ser, sin duda, la competencia debida a la presión del número.
Pero, la gran causa del triunfo de
la teoría de Malthus es que da justificación, tranquilidad y apoyo a las
clases que manejan el poder económico. El propósito de Malthus fue
justificar la desigualdad existente y transferir la responsabilidad por ella
de las instituciones humanas a las leyes de Dios.
La teoría malthusiana desanima las
demandas por reformas y escuda el egoísmo al interponer la idea de que la
pobreza es inevitable. Pues, según esta teoría, la pobreza, la escasez y el
hambre en medio de la abundancia son los inevitables resultados de leyes
naturales. Según la teoría de Malthus, parece que nada puede realmente hacer
el esfuerzo individual o colectivo para extirpar la pobreza, salvo exhortar
a las masas sobre lo que ahora se llama la “planificación familiar.”
Sus proponentes inventan y adaptan
nuevas teorías como “el Darwinismo Social” para afirmar que la pobreza
engendrada por el progreso realmente es el estímulo social necesario para el
mismo progreso.
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Capítulo 2: La Teoría
Malthusiana y los Hechos
A pesar de la casi universal
aceptación de la teoría malthusiana, no existe ninguna justificación, ni en
experiencia ni por analogía, para indicar que haya una tendencia de que la
población aumenta más aprisa que las subsistencias. No es lógico inferir que
la tendencia de reproducir continuaría con la misma fuerza donde una mayor
densidad de población y una más equitativa distribución de la riqueza fueran
suficientes para levantar la comunidad más allá de la mera lucha por la
supervivencia. Para probar que una superpoblación causara la pobreza
existente, habría que demostrar que no existiesen otras posibles causas.
Malthus empieza su argumento con
la suposición de que la población aumenta geométricamente, mientras las
subsistencias aumentan solo aritméticamente, una suposición tan inválida
como observar que la cola de un cachorro se dobla de largo mientras su peso
sube tantas libras, y afirmar que las colas de los perros crecen
geométricamente mientras que su peso aumenta solo aritméticamente.
El cuerpo mayor del libro de
Malthus demuestra que los efectos que él atribuye a la superpoblación
realmente se derivan de la ignorancia y la codicia, o del mal gobierno,
leyes injustas, o guerras destructoras.
Si una creciente superpoblación y
sus efectos negativos son naturales e inevitables, ¿por qué el mundo todavía
está tan poco poblado comparado a su capacidad de sostener la vida humana?
Aun contando los nuevos millones en nuestros tiempos, la Tierra en su
totalidad parece todavía muy capaz en cuanto a su capacidad natural de
sostener la vida humana.
¿Por qué no encontramos ninguna
exhortación a las prudentes restricciones de reproducción de Malthus entre
los credos y códigos de cualquier otra civilización extensa que ha llegado a
tener una población densa?
¿Cómo es posible que tan a menudo
la línea de una familia se extingue, aun en las familias que no conocen la
escasez?
Los ejemplos comúnmente citados
como casos de superpoblación no resisten una investigación razonable. Entre
los ejemplos de la India e Irlanda, al fin del siglo 19,
grandes cantidades de personas murieron de hambre mientras poblaciones
enteras de pobres se redujeron a la máxima miseria o fueron forzadas a
emigrar.
En la India, el problema
surgía de la organización social en ese país, la cual robaba la industria de
su recompensa. Es claro que la tiranía y la inseguridad producían la escasez
y la hambruna en la India, no la presión de un exceso de población. Esta
rapiña sin misericordia hubiera producido la escasez y la hambruna aunque la
población fuera de sólo una persona por mil hectáreas. “Se acumularon
enormes fortunas en Calcuta mientras millones fueron reducidos a la miseria
más extrema.”
Una enorme cantidad de riqueza fue
canalizada a Inglaterra cada año sin ningún beneficio para la población de
la India. Una clase de propietarios hereditarios extraía todo posible de los
agricultores. Los impuestos británicos eran tan altos que los agricultores
cayeron irremisiblemente en deuda a la clase prestamista. Un autor inglés
observó que “las hambrunas que están devastando la India son realmente
hambrunas financieras. La gente no puede obtener comida porque no puede
ahorrar suficiente dinero para comprarla. De hecho, hasta en los distritos
de mayor hambruna, mucha de la comida fue exportada para pagar los
impuestos.
En todo caso, el vicio y la
miseria generalmente atribuidos a la superpoblación pueden ser vinculados a
la guerra, la tiranía, y la opresión, causas que niegan el uso apropiado del
conocimiento tanto como la seguridad esencial para la producción.
Lo que era cierto de la India, era
cierto para China también. Por tan densamente poblada que fuera China
en ciertos sectores, la pobreza extrema de las clases inferiores nunca era
debida a la superpoblación, sino por causas que prohibían que el trabajo
chino recibía su plena recompensa.
Irlanda
del siglo XIX, proporciona el gran ejemplo del supuesto
superpoblación. Pero Irlanda nunca tuvo una población que no pudiese haberse
mantenido en amplia comodidad utilizando los poderes naturales de la tierra
y el nivel de tecnología existente.
En el período de su mayor
población, Irlanda tenía solamente unos ocho millones de habitantes. Pero
gran parte de ellos apenas subsistían. Cuando vino la peste de las papas,
murieron a millares. La causa era la misma despiadada rapacidad que robaba
al indio del fruto de su trabajo y dejaba morir de hambre al chino. El
trabajador irlandés era igualmente despojado por una horda igualmente
despiadada de terratenientes quienes se habían repartido el suelo entre
ellos como propiedad absoluta.
Casi ningún campesino se atrevía
hacer mejoramientos porque eso hubiera provocado otro aumento de la renta.
Así que, el trabajo era ineficaz, sin economía, y aplicado sin un
perspectivo al desarrollo. Cuando su población era la más alta, Irlanda era
un país exportador de alimentos. Incluso, durante el hambre, se acarreaba
grano, carne y mantequilla para la exportación por caminos plagados de
famélicos y junto a zanjas en que se apilaban los muertos.
Si esos alimentos se hubieran
dejado a quienes los habían producido; si se hubiera permitido a los
cultivadores del suelo retener y usar el capital que su trabajo producía,
habría existido bastante subsistencias para mantener, en abundante
bienestar, la mayor población que Irlanda hubiese tenido.
Lo cierto de estos tres casos
veremos cierto en todos los casos. Nunca ha existido un caso en que la
presión de población contra subsistencia ha sido la verdadera causa de la
pobreza.
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Capítulo 3: La Teoría
Malthusiana y las Analogías
La
fuerza reproductora en los reinos animal y vegetal siempre es citada por los
proponentes de la teoría de Malthus como prueba de que la población humana
también tiende al límite de su subsistencia. Por ejemplo, señalan que la
procreación de una sola par de salmones protegida de sus enemigos naturales
durante unos pocos años podría llenar el océano.
Pero, ¿es válida esta comparación?
La fuerza procreadora de los animales y vegetales demuestra el poder de las
subsistencias para aumentar más aprisa que la población humana.
Los seres humanos, podemos cambiar
las condiciones que normalmente limitan aquellas especies que nos dan
nuestro sustento. Por ejemplo, si matamos gavilanes, habrá más pájaros.
El aumento de la población humana
aumenta las existencias de su comida. Cuantos más gavilanes que haya, menos
pollos habrá, mientras cuantos más hombres que haya, más pollos habrá.
La subsistencia humana sólo tiene
su límite en el límite de todo el globo. Más allá de un cierto punto, dice
el argumento, la tierra rinde menos y menos a pesar de la aplicación de más
y más trabajo y capital. Aunque parece
verdad en un contexto relativo, no lo es en términos globales. Hablando en
términos absolutos, nadie puede disminuir ni agotar los poderes de la
naturaleza. Agua tomada del océano eventualmente regresará al océano. La
materia que extraemos o agregamos a una tierra, puede reducir su capacidad
productiva temporalmente, pero con tiempo, aquella materia regresará a
aquella u otra tierra, de una u otra manera, en una u otra forma.
Que
la raza humana puede aumentar sus números más allá del espacio físico
disponible – esta sombra de posibilidad hace que la teoría de Malthus
parezca lógica y evidente. Pero, también surge de una analogía falsa. Que la
vida animal y vegetal tiende a presionar contra el límite de espacio no
prueba que lo mismo es cierto para el hombre.
Los seres humanos son los únicos
animales cuyos deseos se aumentan a medida que se satisfacen. Una vez que la
demanda por cantidad queda satisfecha, buscamos la calidad. Luego, al
desarrollar nuestra naturaleza más noble, nos surge un deseo de querer hacer
nuestro mundo mejor. Esta gran diferencia
entre el hombre y el animal revela la falacia de la analogía que fundamenta
la teoría de Malthus. El animal sólo puede multiplicarse; pero el hombre se
desenvolverá irresistiblemente a una existencia de formas más altas y
poderes más vastos.
Aparte de los frenos positivos y
preventivos afirmados por Malthus, un tercer freno al crecimiento de
población entra en juego: la influencia del desarrollo de la vida
intelectual y espiritual, y los mejores niveles de vida.
Estas observaciones indican la
verdadera ley de la población: que la tendencia de una población de
aumentarse, en vez de ser siempre uniforme, será más fuerte donde una mayor
población proporciona mayor comodidad, y donde la supervivencia de la
comunidad esté amenazada por una alta mortalidad producida por condiciones
adversas; luego, la tendencia de aumentar se debilitará así que sea posible
un desarrollo individual más elevado y la supervivencia de la colectividad
quede asegurada.
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Capítulo 4: La Teoría
Malthusiana Refutada
La cuestión de que si el aumento
de población tiende forzosamente a reducir los salarios y a causar la
miseria es simplemente la cuestión de que si una creciente población tiende
a reducir la cantidad de riqueza que una determinada cantidad de trabajo
puede producir. En las palabras de la economista malthusianista John Stuart
Mill:
En
un mismo grado de civilización, un mayor número de gente no puede
ser colectivamente tan bien abastecido como un número menor. La
mezquindad de la naturaleza, no la injusticia de la sociedad, es la
causa del castigo inherente a la superpoblación. Las nuevas bocas
que vienen con el aumento de la población requieren igual comida que
las antiguas, y las manos que traen consigo no producen tanto.
Pero,
los hechos niegan todas estas aserciones, y afirman que es cierto todo lo
contrario; prueban que en cualquier determinado estado de civilización, un
mayor número de personas puede ser en conjunto mejor abastecido que un
número menor; que la injusticia de la sociedad, no la avaricia de la
naturaleza, es la causa de la escasez y la miseria que la teoría malthusiana
atribuye a la superpoblación.
La pregunta fundamental relevante
a esta proposición no es: “¿En cuál estado de cantidad y densidad de
población se producen las más subsistencias?” Más bien, la pregunta
relevante es: “¿En cuál estado de cantidad y densidad de población se
manifiesta el mayor poder de producir riqueza de todos los tipos deseados?”
El poder de una población de
producir las necesidades de la vida no se mide solamente por las necesidades
actualmente producidas, sino por el esfuerzo total de todas las formas de
producción.
Con mayor población, ¿se disminuye
la cantidad de riqueza que se puede producir, relativa a la cantidad de
población?
¿No es cierto que, mientras la
población de los países avanzados va aumentándose, su riqueza sigue
multiplicándose muchas veces más? ¿No es cierto que, comparando comunidades
con culturas semejantes y en un semejante estado de desarrollo, las que
tienen las poblaciones más densas siempre son las más ricas?
El mejor ejemplo para apoyar la
teoría malthusiana. es California a los fines del siglo XIX. Con el
descubrimiento de oro en 1849, los salarios y el interés eran los más altos
en todo el mundo.
Pero, unas pocas décadas más
tarde, la tierra virgen erosionó bajo la demanda de una creciente población.
La minería se hizo más y más pobre. Los trabajadores laboraban por toda una
semana para ganar lo que antes recibían por un solo día de trabajo, y dinero
iba prestado por intereses anuales que antes fue cobrado al mes.
¿Bajaron los salarios porque la
reducida productividad de la naturaleza rendía menos riqueza? Al contrario.
Hubo un avance en la productividad en California que hizo el producto mucho
mayor porque el incremento del poder productivo humano compensó ampliamente
por el declive del poder de los factores naturales.
La riqueza de lujo aumentó mucho
más que bajaron los salarios. Si una mayor proporción de la población
recibía una menor proporción de la riqueza, era por una sola razón:
porque la distribución de la riqueza se había vuelto menos equitativa.
Los países más ricos no son
aquellos donde la naturaleza es más abundante, sino son aquellos donde el
trabajo es más eficiente. En estos países, aunque una proporción mucho menor
de la población está dedicada al trabajo productivo, existe un sobrante de
riqueza mucho mayor.
Aun con toda la comunidad dedicada
a la producción, el consumo de la riqueza en tal país “nuevo” es mucho menor
que el de un país “viejo” y desarrollado.
Sin embargo, se podría argumentar
que la mayor riqueza de los países “viejos” no se debe a un mayor poder
productivo, sino que es resultado de una acumulación de la riqueza obtenida
sobre un período de tiempo.
La verdad es que la riqueza
solamente puede acumularse en menor grado; una comunidad vive mayormente de
la producción diaria. Si cesara el trabajo en cualquier comunidad, empezaría
a desaparecer la riqueza casi tan rápidamente como se corta un chorro de
agua.
La riqueza de generaciones
anteriores no puede proporcionar más para el consumo actual que las comidas
del año pasado pueden aportar a un hombre para su fuerza de hoy.
Si comparamos diversas
colectividades entre sí, es evidente que las más progresivas se distinguen
por su aumento de población, su aumento de consumo, y su acumulación de
riqueza, en conjunto y per cápita.
El aumento de población aumenta
grandemente el poder productivo del factor humano. Veinte hombres trabajando
juntos donde la naturaleza es pobre, pueden producir mucho más que veinte
veces la riqueza que un solo hombre puede producir donde la naturaleza es
abundante. Por lo tanto, la verdad es todo lo contrario de la doctrina
malthusiana. En cualquier estado de civilización, una población mayor puede
satisfacer sus deseos materiales más completamente que puede hacerlo una
población menor.
Las parálisis y las depresiones
industriales que acosan la civilización de hoy, no surgen de una falta de la
capacidad de producir suficiente riqueza. Evidentemente surgen de desajustes
de instituciones humanas.
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