Centro Educativo Internacional Henry George
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Resumen condensado del LIBRO PROGRESO Y MISERIA de HENRY GEORGE, CUARTA EDICIÓN ABREVIADA, usada en el curso "COMPRENDER LA ECONOMÍA."


 

Introducción y Libro I - Salario y Capital
Libro II - Población y Subsistencia
Libro III - Las Leyes de la Distribución
Libro IV - Efecto del Progreso Material sobre la Distribución de la Riqueza
Libro V - El Problema Resuelto

Libro VI - El Remedio
Capítulo 1: Ineficacia de los Remedios Propuestos
Capítulo 2: El Remedio Verdadero

Libro VI - El Remedio
Libro VII - La Justicia del Remedio
Libro VIII - La Aplicación del Remedio
Libro IX - Los Efectos del Remedio
Libro X - La Ley del Progreso Humano


  1. Antes de proponer una solución no familiar para remediar la causa de la pobreza, primero examinamos los otros remedios tradicionalmente propuestos. Vemos que algunos sólo suben el poder productivo, y así la Renta, sin aumentar los Salarios, mientras otros impiden la producción y causan conflictos sociales. Ninguno de ellos trata la verdadera causa del problema.
    Argumento completo del libro P&M y el Curso CE

Capítulo 1: Ineficacia de los Remedios Propuestos

El remedio que nuestras conclusiones señalan es a la vez radical y sencillo; tan radical que no se examinará imparcialmente mientras quede alguna fe en la eficacia de medidas más familiares; tan sencillo que se subestimará su verdadera eficacia y alcance mientras no se compare con el efecto de medidas más complicadas.

Examinemos ahora lo que se puede esperar de:

1)     Mayor Eficiencia del Gobierno;

2)     Mejor Laboriosidad, Frugalidad, y Educación de las Clases Trabajadoras;

3)     Coalición de los Trabajadores para Aumentar los Salarios;

4)     Cooperación del Trabajo y el Capital;

5)     Dirección e Intervención Gubernamental;

6)     Distribución Más General de la Tierra.

 

1. Mayor Eficiencia del Gobierno

El malestar social se atribuye en gran parte a las inmensas cargas que imponen los gobiernos y parece natural suponer que la reducción de esas enormes cargas inútiles facilitaría al más pobre mayores posibilidades de ganarse la vida. Una reducción de la cantidad de riqueza recaudada de la comunidad en impuestos no sería más que el equivalente de un aumento del poder productivo neto.

Aun en el caso de que se pudiese realizar tal reforma muy rápidamente, de gran escala, y sin conflicto destructivo, aunque al principio podría haber un mejoramiento en las condiciones de las clases inferiores, pronto los beneficios serían absorbidos por mayores valores de la tierra, dejando la clase trabajadora igual que antes.

No es que una buena administración gubernamental no sea deseable. Pero ninguna reducción de los gastos de gobierno puede por sí misma curar o mitigar los males que nacen de una constante tendencia a la desigual distribución de la riqueza, la cual tiene su causa en la desigual propiedad de la tierra.

 

2. Mejor Laboriosidad, Frugalidad, y Educación de las Clases Trabajadoras

Las clases más acomodadas atribuyen su mejor situación a una mayor laboriosidad y frugalidad y a una superior inteligencia. Para ellos, la gran masa de pobres existe porque entre los individuos de esa masa les faltan estas cualidades.

Pero cualquiera que entienda las leyes de la distribución de la riqueza, verá el error implícito en aquella idea. Con el mismo nivel de preparación, inversión, esfuerzo y capacidad, que cualquiera puede ganar no quiere decir que todos pueden.

Cuando toda la tierra esté monopolizada, la renta ha de bajar los salarios hasta un mínimo fijado por lo que en algunos países se llama “la canasta básica. Siendo así, la laboriosidad, la destreza, la frugalidad y la inteligencia sólo pueden ser provechosos para el individuo en tanto que excedan el promedio general. Si un hombre trabaja con ahínco, destreza, o inteligencia mayores que los demás, prosperará; pero si se eleva el promedio general de laboriosidad, destreza o inteligencia, la mayor intensidad de esfuerzo sólo le asegurará su antiguo nivel de salario.

Un individuo puede ahorrar dinero de su salario, y muchas familias pobres podrían vivir más económicamente, si se les enseñara a preparar comidas baratas. Pero si toda la clase obrera se pusiese a vivir de esta manera, los salarios bajarían en proporción.

Si un individuo trabaja más horas que el promedio, aumentará su salario; pero los salarios de todos no se pueden aumentar de esta manera.

Respecto a la educación y sus efectos sobre la pobreza, por tanto que no incite y facilite a las masas a descubrir y suprimir la causa de la injusta distribución de la riqueza, sólo aumenta el poder productivo del trabajo y sólo eleva el salario del individuo en cuanto le hace superior a los demás. La difusión universal de conocimientos modernos o capacidades “avanzadas,” como las de la computación o el hablar inglés, no puede subir los salarios en general.

Ningún aumento del poder del trabajo puede subir los salarios generales, mientras la renta absorba todo el aumento.

Es cierto que mayor laboriosidad, destreza, prudencia, e inteligencia van asociadas a una mejor situación material de las clases trabajadoras; pero aquellas cualidades constituyen el efecto y no la causa. Dondequiera que la situación material de las clases trabajadoras ha mejorado, el mejoramiento de sus cualidades personales ha seguido, y dondequiera que su situación material ha bajado, aquellas cualidades han decaído como resultado.

Si obligamos a un hombre a fatigarse por las meras exigencias de la vida animal, perderá el estímulo para la laboriosidad, y ningún sistema de educación ni acceso a avanzadas tecnologías de información le hará inteligente.

El aumento de salarios impulsará un aumento de laboriosidad, destreza, inteligencia y frugalidad. Si queremos que el esclavo tenga las virtudes del hombre libre, primero tenemos que hacerle libre.

 

3. Coalición de los Trabajadores para Aumentar los Salarios

Las leyes de la distribución de la riqueza demuestran que las coaliciones de trabajadores pueden subir los salarios de una ocupación o industria sin bajar los salarios de otros trabajadores ni bajar el interés del capital.

El costo de los salarios sólo puede afectar un empleador según que le dé una ventaja o una desventaja competitiva relativa a los otros empleadores. El primero que logra reducir los salarios de su empresa disfruta de una ventaja; el primero obligado de pagar más en salarios sufre una desventaja; pero la ventaja o la desventaja desaparece cuando los demás competidores se incluyan en los cambios generalizados por toda la industria.

La idea que la disminución de los salarios puede aumentar el comercio de un país, o viceversa, es tan sin fundamento. Si todos los salarios de un determinado país se duplicaran, ese país continuaría exportando e importando los mismos productos en la misma proporción.

Sin embargo, las dificultades que enfrentan los sindicatos de trabajadores son tan grandes que los avances que pueden lograr son extremadamente limitados porque cuanto mayor sea el salario de una clase especial, más fuertes son las tendencias a bajarlo otra vez.

Por ejemplo, si un sindicato lograra subir los salarios de los mecánicos por un diez por ciento, inmediatamente, habría menos demanda por mecánicos, y al mismo tiempo, los mayores salarios estimularían el aumento del número de mecánicos compitiendo por el trabajo, dentro y fuera de los sindicatos.

Los sindicatos de obreros no ayudan a los trabajadores de las clases más bajas y desorganizadas, quienes más necesitan la ayuda, y cuyos salarios son la base de los salarios de las ocupaciones superiores. El único modo de elevar los salarios de medida importante, y con cierta permanencia, sería por medio de una coalición general que abarcase todos los trabajadores de las diversas clases, como han deseado los Sindicatos Internacionales. Pero esto es casi imposible en la práctica.

En la contienda de resistencia, que es el único método de coerción que los sindicatos tienen, las partes beligerantes no son el trabajo y el capital; son los trabajadores por un lado y los propietarios de la tierra por el otro. Durante una huelga, los dueños de la tierra no morirán de hambre como el trabajo, ni se descompondrán como el capital; pueden aguantar y sobrevivir.

Por su obvio interés común, los dueños de la tierra pueden combinar sus esfuerzos con mucho más facilidad

Una huelga laboral necesariamente implica métodos destructivos y una organización tiránica. Disminuye la riqueza, y requiere obediencia a un mando centralizado. Por lo tanto, las coaliciones laborales forzosamente han de destruir las mismas cosas que los trabajadores quieren obtener: riqueza y libertad.

 

4. Cooperación del Trabajo y el Capital

Los principios básicos de economía política comprueban que los males socioeconómicos no se derivan de un conflicto entre el trabajo y el capital. Por eso, la cooperación entre el trabajo y el capital, como una estrategia de aplicación general, no puede elevar los salarios ni aliviar la pobreza.

Hay dos clases de cooperación: de suministro y de producción. La cooperación de suministro reduce el costo de los cambios. Aumenta la producción sin aumentar los salarios.

La cooperación en la producción es simplemente el sustituir salarios fijos por salarios proporcionales. Se pretende que aumente la eficacia del trabajo. Aumenta la renta a costa del trabajo y el capital.

Con la cooperación, sea de consumo, sea de producción, resultaría posible producir la misma cantidad de riqueza con menos trabajo, y por consiguiente, los que poseyesen la tierra, fuente de toda riqueza, podrían exigir en renta una cantidad mayor de la riqueza producida por el uso de su tierra.

La cooperación entre productores y propietarios de la tierra sencillamente equivaldría al pago de renta en especie. El contrato de cooperación será fijado por la ley de la renta.

La cooperación, de tratarse de casos aislados, puede proporcionar ventajas que se perderán cuando estas ventajas se generalicen suficientemente para afectar las relaciones generales de la distribución.

Que el aumento del poder productivo no llega a aumentar la recompensa del trabajo no es por culpa de la competencia; es porque la tierra está monopolizada, y la competencia entre los productores por usarla empuja los salarios hasta el mínimo. Eliminar el monopolio de los propietarios de la tierra y la producción quedará convertida en una cooperación entre iguales.

 

5. Dirección e Intervención Gubernamental

La reglamentación gubernamental de la producción y la acumulación de riqueza consiste en sustituir la libertad de acción individual por la dirección gubernamental, y en el intento de obtener por la restricción del mercado lo que mejor se obtendría por la libre voluntad humana.

El ejemplo de un impuesto progresivo sobre los ingresos. Requiere el empleo de un gran número de funcionarios revestidos con poderes inquisitoriales, facilita tentaciones de soborno, perjurio, y todo tipo de evasión, y disminuye el estímulo para acumular riqueza.

Si se pudiera realizar los complicados planes de reglamentar todo, implicaría una centralización de poder gubernamental del tipo romano, con un demagogo emperador al mando.

El ideal del socialismo es grande y noble, y es posible realizarlo, pero tal estado social no puede ser impuesto artificialmente, ha de surgir de un proceso natural de libre voluntad y participación humana.

 

6. Distribución más General de la Tierra

Propuestas por una mayor división física de propiedad territorial, o por la restricción del tamaño de la propiedad particular, o que el gobierno compre tierras particulares para distribuirlas a los pobres, o que facilite subsidios a los pobres para permitir el asentamiento más rápido en las tierras públicas.

Es una falacia la afirmación de que el monopolio de la tierra se curará a sí mismo con mayor progreso y más tiempo. Al contrario, es fácil observar que, con el avance del progreso material, va disminuyéndose la proporción de los propietarios de la tierra relativa a la población general.

En la agricultura, dado que la tierra puede ser cultivada mucho más rentablemente en grandes parcelas, cualquier reforma que pretendiese dividir la tierra y restringir la propiedad a lotes más pequeños reduciría la productividad del trabajo y capital.

Por lo tanto, cualquier intento de lograr una mayor división equitativa de la riqueza por medio de la división y la restricción de la tierra disminuiría la riqueza que podría dividirse entre la gente.

Restringiendo la extensión de la tierra que el individuo pueda poseer, el número de propietarios del suelo podría aumentar la clase acomodada, pero la mayoría de la población no ganaría nada. Y si se distribuyeran justamente todas las tierras entre toda la población, dando una cantidad igual a cada uno, lo cual es evidentemente imposible. ¿Qué sería del aumento de la población?

Así que, la subdivisión de la tierra, su tendencia es evitar la consideración de la medida más eficaz, y reforzar el injusto sistema actual porque interesa a más gente en mantenerlo.

“El pequeño terrateniente, que alquila sus tierras al máximo precio posible, como los grandes, ni sueña en cuestionar a los grandes terratenientes o el sistema de propiedad privada de la tierra. Así la presencia de una pequeña cantidad de pequeños propietarios de tierras entre los campesinos forma una especie de barricada social entre ellos y la clase privilegiada de terratenientes grandes.”

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  1. Después de descartar los remedios falsos, llegamos a la propuesta de George: que la sociedad administre Tierra como propiedad común por medio de una reforma que sea factible, justa, armónica con las tendencias sociales, y que apoye otras reformas de justicia.
    Argumento completo del libro P&M y el Curso CE

 

Capítulo 2: El Remedio Verdadero

Hemos seguido nuestro análisis de la desigual distribución de la riqueza hasta llegar a la explicación de su causa: la institución de la propiedad privada de la tierra.

Para suprimir un mal, hay un solo remedio: suprimir su causa. Para eliminar la pobreza, para convertir los salarios en lo que la justicia ordena que sean, la plena ganancia del trabajador, hemos de sustituir la propiedad individual de la tierra por la propiedad común de la tierra.

Pero esta es una verdad que, en el actual estado de la sociedad, ha de despertar el más rudo antagonismo. Declararán que la solución no puede ser aplicada en la práctica.

Entonces, someteremos nuestro razonamiento anterior a una nueva prueba contundente.Si el remedio que proponemos es el verdadero, ha de cumplir con las siguientes normas:

1)     Ha de estar conforme con la justicia;

2)     Ha de ser posible aplicarlo en la práctica;

3)     Ha de estar de acuerdo con las tendencias del desarrollo social;

4)     Ha de armonizar con otras reformas.

Enseñaremos que el sencillo remedio de hacer la tierra propiedad común no sólo es fácil de aplicar, sino que es el remedio definitivo por todos los males que surgen de la desigual distribución de la riqueza.

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