Instituto Henry George ... Managua, Nicaragua

“Ajuste Tributario Neutral” Soluciona la Crisis Económica
Sepiembre 2008

 

Existe una solución factible que puede ser aplicada de manera sencilla e inmediata en Nicaragua para evitar los mayores riesgos de las crisis económicas que actualmente están sacudiendo y amenazando la economía global. Es más, aplicándose esta sencilla medida al grado recomendable, Nicaragua puede convertirse en un país próspero, libre e independiente en el corto plazo.

La solución que voy a proponer es un ajuste en la economía política que permitirá una manifestación de condiciones económicas iguales a los que impulsaron la expansión y el progreso masivos de los EEUU en sus primeras fases de desarrollo en los siglos 18 y 19. De hecho, el hecho de que desde la Conquista Española los países hispanoamericanos no han gozado de las condiciones económicas básicas y necesarias para permitir un progreso integrado, es la causa principal de su general historia de desigualdad y pobreza, dependencia económica, e inestabilidad política. Pues, no es por raza ni cultura meramente social ni bendiciones de recursos naturales que algunos países prosperan y otros no, sino la causa que determina el progreso y la prosperidad general de una población dependen directamente en políticas económicas totalmente bajo el control del poder soberano de cada pueblo.

¿Cuál es, entonces, la solución que Nicaragua puede aplicar hoy mismo para remediar la pobreza y lanzarse al primer plano económico en el corto plazo? Es una solución tan obvia y a la vista que aun por accidente está en aplicación parcial en todo el mundo. Es una política de economía de sana razón que todos reconocen una vez articulada, pero que queda ignorada, oscurecida y ocultada por los grandes intereses que siempre han beneficiado privadamente de la injusticia económica. Pues, es obvio que es la injusta distribución de la riqueza, no la falta de la producción bruta, que es la causa de la miseria de la mayoría de un pueblo.

Hoy día, es de suma urgencia para el mundo que por lo menos un país soberano reconozca y aplica el remedio de la justicia económica que voy a proponer. Los ciclos de expansión y quiebra que vive el mundo moderno no son accidentes. De hecho, son ciclos resultados de una política económica errada que tenemos que reconocer y reformar. Si seguimos ignorando la causa y continuamos sólo intentando tratar los síntomas, estos ciclos que siempre terminan en una crisis económica cada vez más grave y más profunda, darán consecuencias cada vez más graves y más irremediables hasta acabar con el crecimiento de la civilización, sea por guerras genocidias o nucleares, sea por destrucción masiva del ambiente, etc. La caída de grandes civilizaciones como las de Grecia y Roma nos comprueba la realidad de esta tendencia.

Pero existe el remedio para salir de las crisis y avanzar en un nuevo sendero de avance y prosperidad para todos en todos los países. De hecho, allí está la clave. El progreso tiene que beneficiar directamente a todos, o no es un progreso real y no puede ser sostenible. Sólo con la aplicación de principios de justicia universal a las políticas económicas nacionales e internacionales podemos remediar la caída y el caos de las interminables crisis económicas, y la pobreza y el sufrimiento que generan.

¿Cuál es, entonces, la sencilla solución económica que el poder soberano nacional de Nicaragua puede aplicar para convertir Nicaragua de unos de los países más pobres, endeudados, y dependientes, en uno de los países más productivos, libres, y prósperos? Aquí está: Convertir todo los valores del primer factor de la producción, la tierra y todos sus recursos, ventajas y oportunidades naturales, en propiedad común baja la transparente administración del gobierno, y al mismo tiempo, privatizar todos los valores generados por los individuos privados. Otra manera de decir esto es, la nacionalización de la renta económica de la tierra y los monopolios naturales. Significa que el Estado se apropie de, o que recaude en impuestos, los valores que pertenecen a la propiedad de la tierra y los monopolios que dependen del dominio de la tierra, y que desgrave los valores que son directamente generados por los individuos, fruto de la producción y el comercio (el trabajo y la inversión productiva de capital) en todas sus formas.

La base científica y filosófica y la eficacia y la sostenibilidad de la aplicación de este remedio han sido explicadas y comprobadas irrefutablemente en el libro Progreso y Miseria* por muchos años. Pero ahora, la severidad y amplitud de las crecientes crisis económicas están guiando al mundo a buscar explicaciones y soluciones cada vez más afines a las que el autor Henry George explicó formalmente en este libro.

Un ejemplo de la propuesta de George es mejor conocida hoy día en su forma promovida por el ex-vicepresidente de EEUU y premiado Nobel, Al Gore. Él propone un "ajuste tributario neutral" ("neutral tax shift" en inglés) que transferiría el cargo tributario a los valores económicos que representan el consumo o la contaminación de los recursos naturales, desgravando al mismo tiempo los ingresos del trabajo. También en los EEUU, en el estado de Alaska, existe el ejemplo de la gravación parcial de los valores de petróleo crudo extraído del subsuelo, la cual permite que los residentes de Alaska no paguen IR ni IVA y que reciban al fin de cada año un bono del estado que puede ser varios miles de dólares. Pero estos ejemplos sólo son el pico de iceberg. La solución para Nicaragua sería que transfiera, en incrementos anuales, todo el cargo tributario que ahora pesa sobre las actividades productivas comerciales, al valor de la tierra y los monopolios naturales que dependen de la tierra.

En otros artículos publicados sobre los años en Nicaragua, he explicado los varios beneficios que resultarían de esta reforma. Se eliminaría la especulación en tierra, dejando las mejores tierras más rentables, urbanas tanto como suburbanas y agrícolas y mineras, accesibles al trabajo y la inversión productiva. Esto cambiaría totalmente las condiciones del mercado laboral, permitiendo el empleo completo de la población y el aumento natural del valor real de los salarios. Bajarían los costos como una proporción de la producción y los precios reales a los consumidores bajarían dramáticamente, incluyendo los precios de productos importados, ya que se podría eliminar todo arancel de importación. Eso sería posible porque la recaudación de los valores comunales de Nicaragua proporcionaría un fondo excedente de lo necesario para el manejo del estado, y al mismo tiempo, los mecanismos y tareas del gobierno podrían simplificar grandemente así bajando sus costos administrativos y haciéndolo tanto más eficiente y transparente. Hay tantos beneficios que no hay espacio para mencionarlos en un sólo artículo.

En la práctica, Nicaragua ya tiene los mecanismos estatales para realizar la reforma tributaria de una transferencia del cargo tributario a un sólo impuesto sobre el valor de la tierra (IVT). Ya existen la voluntad y los mecanismos para reformar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). La factura que existe ya separa el valor de la tierra del valor de las mejoras. Basta eliminar el costoso, dilatado y corrupto proceso de la valoración de mejoras, ampliar el catastro, actualizar las valoraciones sólo de valores de tierras, y aumentar, en incrementos, las tasas sobre esos valores. Con esto, el IBI puede funcionar para recaudar los mayores valores naturales comunales generados por el progreso común en Nicaragua sin grandes cambios en el sistema existente. Al mismo tiempo las políticas financieras hacia los monopolios de las concesiones privadas de monopolios naturales como son los servicios básicos y la explotación de los recursos madereros y minerales, deben retener o cobrar para el Estado los valores justos de esos recursos. De esta manera, Nicaragua puede aplicar, de manera más amplia, la misma política que los países ricos (antes pobres) que tienen petróleo ya lo hacen para apropiar o recaudar los valores naturales del petróleo.

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