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Henry George ... |
Tributación
Sobre el Monopolio
4 Septiembre 2006
Nicaragua necesita un cambio que va más allá de un cambio de caudillo en el puesto de presidente. Necesita un cambio radical pero sensato de la política económica macro del país, específicamente en la política que afecta directamente la distribución de la riqueza, la que está controlada por medio de las leyes que rigen la tributación pública. Hoy día, a pesar de la habla sobre nuevas eras, la economía nicaragüense todavía está basada en la tradición colonial del feudalismo, en que algunos pocos son dueños de los recursos naturales, los monopolios comerciales de servicios básicos, y las mejores tierras, y la mayoría de productores (trabajadores y capitalistas) les pagan una tributación por medio de la renta que pertenece a estos valores; y además, pagan la mayor parte de los fondos públicos por medio de los impuestos estatales. Así que los consumidores nicaragüenses pagan una doble tributación: una a los dueños privados de los monopolios naturales, y otra a los impuestos públicos. Es fácil ver que esto es la raíz de la denominada "desigual distribución de la riqueza" y la razón por la cual "los ricos son más ricos, y los pobres más pobres". Este sistema, desde el punto de vista nacional, efectivamente mata la vaca para sacar la leche. No es sostenible y lleva Nicaragua a la quiebra y la desintegración social.
Hasta ahora, solamente el partido Sandinista ha intentado enfrentar esta realidad, por ejemplo, proponiendo un impuesto a los petroleros para ajustar la distribución de la riqueza a favor de los productores y trabajadores. Su propuesta de que el estado asume el costo de las remesas familiares a Nicaragua también es un intento de ajustar la distribución de la riqueza a favor de los que más necesitan un alivio. Todo eso es bueno, pero todavía les falta la conciencia de que el único impuesto moralmente justo y económicamente positivo es un impuesto sobre el valor de las concesiones y valores de monopolio natural. NO se debe imponer un tributo sobre la plusvalía de la producción, aún de una enorme empresa o industria, sino SÍ hay que imponer un tributo sobre el valor de la renta que se pueda atribuir al poder de monopolio. No solo los petroleros, sino los generadores y la distribuidora de electricidad, deben ser sujetos a una retención de valor o un impuesto sobre el valor bruto de la concesión.
Pero no se termine allí. Todo el valor del monopolio, que es un valor soberano, debe quedar retenido o cobrado para los fondos públicos del país. Este incluye toda concesión de explotación de recursos naturales, de monopolio privilegiado, incluso a los dueños privados de las Zonas Francas y los servicios básicos privatizados, y los valores de tierra en todo el país. De esta manera, se puede transferir el cargo tributario que, en su forma corriente, está sangrando la economía nicaragüense, impidiendo la inversión extranjera, y haciendo no rentable la inversión y el trabajo en Nicaragua hoy día.
El partido que va a resolver los problemas de Nicaragua tiene que enfrentar esta realidad y ofrecer un plan de reforma tributaria que impone responsabilidad fiscal sobre los valores comunalmente creados y al mismo tiempo exonera de impuestos los valores creados en el sector privado. Así se puede salvar Nicaragua de la depresión destructiva que le espera en el siguiente año si sigue igual la política tributaria corriente. Este plan sería la verdadera "economía mixta" que buscaban los Sandinista en el pasado, y que Nicaragua necesita desesperadamente en su presente, sea cual sea el partido que tenga la sensatez de ofrecérselo al pueblo. Aplicando esta fórmula, Nicaragua puede salir del feudalismo y tomar su lugar como un líder económica y social en América Latina en menos que 5 años.
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