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¿CAFTA, Tratado de
Libre Comercio o Libre Privilegio?
20 Septiembre 2003
El CAFTA no es un tratado de libre comercio. Su propósito no tiene que ver con la libertad económica ni para el pueblo de los EEUU, ni para la gente de Centroamérica.
Más bien el CAFTA es un tratado de comercio privilegiado con el propósito de beneficiar a los dueños monopolistas y comerciantes especuladores más grandes de los EEUU y de Nicaragua. Es un mecanismo más que usa la minoría de privilegiados para aumentar y asegurar su control sobre la mayoría de la población mundial. Es la negociación de los derechos humanos y la soberanía económica nacional en cambio de aranceles proteccionistas y acceso privilegiado a mercados internacionales para el beneficio del poder económico concentrado en ciertas intereses de monopolio y oligopolio.
El resultado para Nicaragua de la aplicación del CAFTA será que los pequeños y medianos productores quedarán quebrados, absorbidos, o totalmente dependiente en los grandes, con una menor proporción de la riqueza producida y comercializada; el desempleo nacional quedará epidémico; los salarios quedarán a un mínimo de subsistencia; los consumidores continuarán pagando precios cada vez más altos.
¿Por qué? Porque el problema de la economía nicaragüense no se encuentra en una falta de tratados de comercio internacional, sino en el mal manejo de la macroeconomía nacional que hace Nicaragua vulnerable a la injusta explotación económica interna y externa.
Desde el gobierno de Violeta Chamorro hasta hoy, el gobierno nicaragüense ha impulsado una política de despojo del poder soberano económico de Nicaragua por medio de la privatización de los valores soberanos naturales del país que incluyen: el valor de la tierra urbana, suburbana y rural; el valor de las concesiones de servicios públicos (agua, luz, telecomunicaciones); el valor de los recursos naturales (bosques de maderas, yacimientos de oro, plata y otros minerales, peces y mariscos en sus mares, etc.) Esta política interna que ha premiado el monopolio privado y mantenido impotente y dependiente la economía nacional de Nicaragua.
Para comprender como funciona este dinámico, solo hay que comprender una sencilla verdad: que la propiedad de la tierra y sus recursos naturales representa también la propiedad de la mayor parte de la economía humana. La minoría dueño de la tierra es dueño de todos los frutos producidos sobre ella menos la menor proporción que tiene que ceder a los productores para que sigan produciendo. Los dueños cobran su parte desproporcionada por medio de los valores de la tierra y los recursos naturales cobrándoselos a los productores quienes a su turno se los cobran a los consumidores por medio de los precios. Así que, los dueños de la tierra quedan con la mayor proporción de la riqueza generada, comercializada, remesada, donada y prestada en Nicaragua mientras la mayoría queda estancada en la miseria. El CAFTA es simplemente otro mecanismo más para formalizar y garantizar esta relación de dominio de los propietarios (nacionales y extranjeros) y la esclavitud de la mayoría (los trabajadores-productores).
La solución económica que busca Nicaragua no se encuentra en tratados internacionales de comercio, sino se encuentra en un ajuste interno de su macroeconomía; específicamente, en una sencilla reforma del sistema tributario que libera la producción y comercio del cargo tributario público transfiriendo el mayor cargo a los valores soberanos naturales de la tierra y los monopolios naturales.
Esta solución podría ser aplicada sencilla y económicamente por medio de una modificación del impuesto IBI en que se extendería el catastro nacional a todos los valores naturales nacionales y se exoneraría del cargo tributario público a toda mejora, y actividad productiva. Así que los dueños de los valores naturales de tierras y monopolios naturales pagarían un solo impuesto de acuerdo del valor que ese recurso les brinda, independiente de la plusvalía de sus construcciones, producción y trabajo sobre dichos recursos.
Un plan modelo de este sistema fue entregado a la Comisión Económica de la Asamblea Nacional de Nicaragua en Julio del año pasado, pero no ha llegado a ser considerado por la AN y no será considerado hasta que los que más beneficiarían de ello, el 80% pobre del país, lo exija. Si el pueblo, en vez de protestar en contra de la CAFTA, se manifestase a favor de esta solución económica del Impuesto Único sobre el Valor Soberano o IUVS (también conocido como el Impuesto sobre el Valor de la Tierra o IVT), Nicaragua tendría una oportunidad real de liberarse de la esclavitud socio-económica y conducirse a la independencia, la prosperidad, y la justicia socio-económica.
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