Instituto Henry George ...
Managua, Nicaragua


 

La Injusticia Económica es el Verdadero Enemigo
14 Septiembre 2001

Con la excepción de algunos medios valientes, lo que nos presentaron y siguen presentando como "noticias" sobre lo ocurrido en los EEUU el martes pasado son mayormente la voz homogénea de un gran poder global que efectivamente controla la opinión pública por medio de su monopolio de los medios de comunicación. Hasta la radioemisora aquí que orgullosamente nos aseguró que su radio era la única que ofrecía una alternativa al monopolio empresarial, canceló nuestro programa el martes pasado, reservado y pagado, para ponerse en cadena con las transmisiones extranjeros que estaban reportando el evento del ataque. El comentario que queríamos hacer sobre el evento quedó menos que borrado. Así solo la opinión y punto de vista de los grandes se permite interpretar la historia en los momentos más importantes.

El hecho que la ingenuidad e ignorancia de la gente permite que aun los en contra del monopolio de opinión realmente lo apoya, no puede borrar la verdad de las cosas, que es que todo acto y acontecimiento en este mundo tiene una causa que se puede averiguar si planteamos las preguntas adecuadas. Ahora, eso es exactamente lo que NO vamos a escuchar, ver, o leer en los medios monopolizados. En el caso del ataque del martes, los medios preguntan todo menos: ¿Por qué pasó esto? ¿Hay una causa racional que puede explicar este acto y otros actos semejantes? ¿Cuales son las condiciones que permiten que se ejecuten tales actos en el mundo?

Lamentamos el sufrimiento de la gente estadounidense está sufriendo como resultado de este evento. No apoyamos ningún acto de terrorismo y pensamos que es una tragedia que nunca debemos permitir que se repita, ni en los EEUU, ni en ningún otro lado del mundo. Pero nuestra empatía con las víctimas no debe pararnos de ver la situación desde un punto de vista racional e imparcial. De hecho, solo desde ese punto de vista podemos acertar en la causa real de esta tragedia para poder evitar su repetición en el futuro. En ese espíritu planteo las siguientes observaciones.

Gracias a algunos medios de comunicación en este país, hemos podido leer un comentario publicado en un periódico Español en que el autor comenta que los EEUU no es exactamente la víctima inocente, sino más como el agresor ingenuo que acaba de recibir un tanto de su propia medicina por primera vez en la vida. Luego escuchamos a una vecina, una señora conservadora (no del partido), diciendo que los EEUU finalmente está sintiendo algo del dolor que ese país ha causado al resto del mundo. Y no termina allí. Nos parece claro que hay mucha gente en el mundo quienes piensan igual, que los EEUU está cosechando lo que siembra. Así que, como comenta el artículo de España (otro imperio que a su turno, recibió sus propios golpes inesperados), los EEUU está perdiendo su inocencia, está sintiendo la consecuencia de sus propias políticas arrogantes, violentas e inhumanas impuestas a otros países impunemente en el pasado.

Ahora, el presidente de los EEUU, a quien la mayoría de los norteamericanos consideran no es un presidente legítimamente elegido, sufriendo de la falta de autoridad moral para gobernar su país, mucho menos para encabezar los intereses del mundo, está hundiendo aun más a los EEUU en una política de unilateralismo, injusticia, y confrontación, por actuar como el niño más grande del barrio quien supone que las reglas del juego siempre favorecen y deben favorecer al más grande. La consecuencia parece ser que muchos otros países e intereses del mundo no están conforme con esa actitud. Primero, corrieron a los EEUU de los consejos de seguridad y de la droga de la ONU; ahora están atacando a sus centros militares y comerciales, dos símbolos de la imposición y violación a los pobres y débiles, lo cual a mucho del mundo caracteriza la política norteamericana.

Para ver la verdadera causa de esta tragedia histórica, debemos reconocer que el mundo funciona basado en leyes naturales, tanto morales y económicas como físicas. No importa la persona, el país, o el imperio, todos estamos sujetos a las leyes de la justicia. Así que, lo que uno siembre, lo cosecha; lo que sube, baja; lo que haces a tu prójimo, hay que esperar que lo haga a ti; etc. La causa verdadera del ataque del martes se encuentra en la política de explotación e injusticia de los EEUU que incita el resentimiento y odio de los demás. En esa causa es donde tenemos que enfocar nuestra indagación, si realmente queremos evitar una escalación de la inseguridad de los EEUU y el resto del mundo. Si queremos encontrar los enemigos verdaderos del pueblo norteamericano, debemos preguntarnos, ¿Quienes están detrás este sistema que causa tanto inequilibrio, injusticia y conflicto en el mundo?

Pero lo bueno es que no tenemos que buscar y castigar a estos enemigos verdaderos del pueblo norteamericano (como ellos piensan buscar y castigar a sus creaciones, los terroristas del martes). Es suficiente que se encuentre la base de su poder injusta y que este poder sea confiscado de acuerdo a la ley del pueblo norteamericano para convertirla en un poder para el beneficio de la humanidad y no la explotación y destrucción de ella.

¿Dónde se encuentra esta base de poder de los verdaderos enemigos de la democracia? Es algo tan básico, tan frente los ojos, que al reconocerlo, será difícil creer. Por eso, hasta ahora se ha podido mantenerse fuera de la consideración de la gente que sufre por la ignorancia de ello. Este poder es el poder de monopolio privado mantenido por la institución de la propiedad privada de la tierra y los recursos naturales. Es allí donde encontrarás los motivos de todas las guerras y actos de terrorismo estatal que estremecen el mundo. Es allí donde encontrarás la concentración de poder económico adquirida por la conquista, el robo y la estafa institucionalizados. Es allí donde encontrarás la lucha entre los "jugadores" del mundo quienes se consideren encima de la ley moral de Dios y la naturaleza, quienes tiran cuerpos de hombres, mujeres y niños al fuego de combate como fiches en un juego de naipes.

El poder de monopolio de la tierra y los recursos naturales, como consecuencia de ser privatizado, ha llegado a crear un gran inequilibrio, una injusticia de proporciones tan enormes que la vida y los valores humanos van despreciados, mientras tales actos como el ataque en NY y los actos de semejante barbaridad perpetrados por los EEUU y otros países agentes del monopolio global van perpetuándose. El poder de monopolio sobre la tierra y los recursos naturales no puede ser privado sin resultar en la concentración del poder económico-político en manos de una clase internacional de parásitos aristocráticos cuyo único interés es el crecimiento y consolidación de su poder económico-político-social, y la disolución de la libertad para la mayoría de la población mundial quienes efectivamente sirven como un ejército de esclavos engañados o obligados a trabajar, matar, morir y sacrificar aun a sus hijos para mantener el sistema que les oprime.

Ahora, según el pensamiento corriente que los monopolistas nos imponen por medio de sus medios de comunicación, cuando se encuentren los responsables de los actos de terror, hay que llevarlos ante de la justicia y castigarlos. Sería apropiado, entonces, que el Presidente George II, su padre, y todos los aristócratas parásitos que ellos sirven y/o quienes les sirven a ellos sean juzgados y castigados por estos actos y todos los demás actos de terrorismo que han cometido e incitados en los últimos décadas, justamente al lado de los que planificaron el ataque del martes. Pero si el mundo hiciera eso, entonces tendríamos que juzgarnos a todos también, porque la base de este poder ilegítimo, el monopolio privado, lo tienen los privados porque la gente les ha permitido, les ha regalado, como si hubiéramos regalado una escopeta cargada a un niño. No, el juicio y el castigo no son el camino a la justicia. Para establecer la justicia se demandan actos más positivos, más sanos, más poderosos.

Para rectificar el camino torcido de los EEUU, para asegurar su seguridad y prosperidad y las de los demás países del mundo, no hay que condenar a nadie, no hay que hacer grandes cambios en el sistema política, ni hay que poner nuevas elecciones para elegir un presidente estadounidense legítimo. Solo hay que abolir el monopolio privado sobre la tierra y los recursos naturales para que el poder económico producido por todos sea equitativamente repartido en justa medida entre los que lo crean, para que los recursos del mundo sean accesibles a los que los necesitan, para que la riqueza de un pueblo entero no sea canalizada a las bolsas de unos pocos privados cuyo sentido de responsabilidad cívica se pierde a la medida que roben con éxito, felicidad, y consentimiento público, lo que a ellos no les pertenece.

Ahora, nosotros en esta época no somos los únicos ni los primeros que han percibido este gran mal de injusticia que ha llevado a muchas civilizaciones anteriores a la stagnación y el colapso. Pero, gracias al desarrollo de la ciencia de economía política, ahora tenemos una forma precisa de determinar la verdadera causa del fenómeno y su verdadero remedio también. El filósofo economista Henry George, en su obra seminal, Progreso y Miseria, reveló el problema de la injusticia económico y explicó su solución hace más que 120 años. Ofreció una solución que no tiene que ver con intervenciones estatales, ni revoluciones violentos, que no requiere una lucha entre izquierda y derecha, y que no sacrifica la producción de la riqueza para lograr la justicia social. Su remedio es sencillo y factible: para abolir el monopolio de tierra y recursos naturales hay que hacer la tierra propiedad común por medio de un sencillo cambio en el sistema tributario: convertir el valor de la tierra (el valor de monopolio que los dueños de los recursos naturales cobran a los demás por acceso a estos) en un solo impuesto público, y a la misma medida, abolir todos los tributos públicos actualmente pagados al estado los cuales realmente estorban la producción de riqueza y constituyen una injusta confiscación no necesaria del fruto del trabajo, realmente la única propiedad privada legítima. Este sencillo cambio en el sistema tributario, aplicado en los EEUU, y/o en cualquier otro país, abriría acceso justo a los recursos naturales (tierra) en aquellos países para todos y establecería la justicia para todos en la distribución de la riqueza. Luego, el resto del mundo tendría que unirse a este cambio a la justicia para poder competir con el gran poder económico que se engendraría en los países que primeramente lo aplicara.

Es en establecer la justicia en la distribución de la riqueza por medio de obligar la equitativa y responsable explotación de la tierra, donde vamos a encontrar la seguridad y la paz mundial. No hay suficiente medidas de (in)seguridad policiaca y/o militar para combatir las consecuentes acciones de países y gentes conmovidas por la injusticia. El día 11 de Septiembre, fueron los terroristas quienes perpetraron una barbaridad paramilitar; mañana serán los EEUU disparando un misil en contra de una población donde sospechen que encuentren los terroristas, y así iremos hundiéndonos, rápidamente y inevitablemente a más conflicto de una escala que nunca ha visto la historia. La única solución, la solución que sí requiere el coraje y la firmeza, es que tomemos la responsabilidad de enfrentar y vencer el enemigo verdadero, la injusticia macroeconómica. Cualquier país que inicie este cambio será el verdadero líder democrático del mundo.



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